sábado, 1 de noviembre de 2008

Aire de silencio.

Los Sábados por la mañana tienen olor a silencio. Te busco suspendido en el aire, no quiero tu cuerpo presente frente a mí. Quiero encontrar en el vacío la quietud de tu mirada hablándome de dos amantes cobardes que retrasan su encuentro por temor a que nada haya sido verdad.
Yo sé donde andás, te reconozco entre la gente que anda por calle con la calma de un pueblo. El sol es terco y fuerte, no se da por vencido, y yo quisiera ver llover. La primavera es hermosa, pero no hace juego con mi melancolía. La lluvia me acompaña a la nostalgia, juega conmigo en el borde de la tristeza y después me dibuja una sonrisa para recordarme que no estoy triste.
Los sábados por la mañana se me antojan míos, y la gente que los camina, los vive, los disfruta, los sufre y los ocupa, no son más que extras en mi película. Yo monto el sonido, lo manejo, escucho a Sabina con aquella voz vieja en el tiempo pero nueva en el uso: "...en medio de Praga crecían amapolas como un reto rojo al gris hormigón".
Yo decido el final, lo cambio, lo retoco, lo armo y lo desarmo pero siempre es el mismo: fundido a negro, silencio. Es hora de irse, la mañana se termina y el sábado deja de ser mío.



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viernes, 31 de octubre de 2008

Mueren las flores.



Lo notaste? Otra vez se secaron las flores del balcón.
La última vez que las vi marchitarse pensé que nunca más iban a florecer, pero de repente y contra todo pronóstico volvieron a nacer, como aquello que teníamos, como aquello que era nuestro.
Hoy nada puede crecer en estas tierras áridas, Amor, lo sabíamos y nos empecinamos en creer que era posible. Hoy estamos acá, mirándonos de espaldas, sabiendo que nada de lo que se diga puede cambiar lo que no dijimos ayer.
Desde ese balcón mirábamos los techos de las casas y nos inventábamos un mar de madrugada, y el ruido de los coches se volvía susurro de agua, y vos y yo éramos arena y luna, y nada parecía estar de más.
Nos negamos siempre a creer que el tiempo vencería todas las batallas, y hoy estamos desarmados, indefensos, prisioneros de guerra.
¿Dónde vamos a refugiarnos ahora que nuestra trinchera ya no es nuestra?
¿Quién construirá para mí fortalezas de humo donde protegerme de los ataques de la melancolía?
¿Cómo junto y vuelvo a armar los pedacitos de esta vida rota?
¿Cómo?




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jueves, 30 de octubre de 2008

Alguna vez tuve un blog, hace tiempo y allá lejos. Hoy no existe. Creo que porque era una forma de escapar, y en cambio este lugar que abro hoy es más como un refugio. La diferencia es que acá vengo con todas mis cosas, no me dejo nada fuera porque de eso se trata, de aprender a llevarme puesta.
Si te estás preguntando de qué va este espacio, me alegra que ya seamos dos.

No tengo la más mínima idea, nada, cero. Dicen que es la mejor forma de empezar algo.

Me imagino que irá un poco de todo, bastante de nada... yo que sé, soledades empecinadas, melancolía de que lo que será, sentimientos encontrados, serenidad que miente, ira que no se disimula, odios que nunca quise tener, amores que nunca tuve.

En fin: un poco de todo, bastante de nada.

Bienvenidos si se llegan hasta acá. Veremos juntos qué sale.


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